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El mafioso Juan Asensio, que consiguió echar de Almería al juez Baltasar Garzón, murió tiroteado en el ascensor de su casa

Domingo 03 de marzo de 2019

Joaquín Abad, correoso director desde 1982 hasta 1999 de la Crónica de Almería, describe con minuciosidad el control de los bajos fondos del personaje que mandó le matasen pero no lo consiguió.

🔗 Publicado en Nueva Tribuna



Durante más de 15 años un siniestro personaje de la noche almeriense, Juan Asensio, logró controlar los bajos fondos de la ciudad del Indalo. Drogas, prostitución, oro robado, locales nocturnos, cines, nada escapaba a su control generando un estado de pánico a los que se enfrentaban a él, ante la indiferencia o la connivencia de importantes sectores de las fuerzas de seguridad del Estado y de los poderes políticos.

Asesinó en plena calle a su esposa Ángeles García Dionis, madre de sus primeros cuatro hijos, Juan, Antonio, Gelu y Ángeles que se enfrentaron con él. Ordenó tiroteos y atentados contra las personas que se oponían a sus intereses y tras ser condenado a 20 años de cárcel por el asesinato de uno de sus empleados Christian Poulain, exlegionario belga experto en explosivos y pasar sólo 6 en prisión, fue asesinado el 7 de febrero de 2004 en su domicilio de la calle Méndez Núñez en pleno centro de la ciudad almeriense, con dos certeros disparos de un profesional. Uno en la frente y otro en la boca. Crimen no esclarecido del que sólo se tienen indicios que pudo ser por una disputa por el reparto de un cargamento de cocaína y mujeres mejicanas donde se implicaba a un capo de nacionalidad rumana, muy presente en las mafias de Almería.

De manera rigurosa y cronológica Joaquín Abad describe las andanzas del personaje en un libro plagado de datos, fotografías y portadas de la Crónica de Almería de aquellas fechas en las que de forma permanente se enfrentó al mafioso poniendo en riesgo su vida y la de sus compañeros periodistas. El local del periódico fue asaltado e incendiado el 29 de septiembre de 1986, colocó bombas en la redacción el 5 de diciembre de 1986, preparó el asesinato de Joaquín Abad en el garaje de su casa pero al final no lo ejecutó porque Joaquín iba con sus hijos, como le relató posteriormente el propio Juan Asensio, en 1987 colocó una bomba en el coche del director en funciones de la Crónica Juan Briones y posteriormente atentó hasta en cuatro ocasiones para matar a Joaquín Abad.

A pesar de su enconada lucha contra la mafia almeriense y de los atentados contra su vida Joaquín Abad fue condenado por publicar unas conversaciones telefónicas grababas a Juan Asensio de forma ilegal. El juez de lo penal entendió que escuchar una conversación de un teléfono móvil ya era un delito sin entrar a valorar si la conversación, con insultos y amenazas al delegado de Gobierno en Almería, era o no de interés público. El Tribunal Constitucional falló igualmente contra Joaquín Abad.

Baltasar Garzón era titular del juzgado de instrucción de Almería en 1986. Estando de guardia, Juan Asensio se presentó en su despacho y le exigió que detuviera a Joaquín Abad porque tramaba un complot contra su persona. Al negarse Baltasar Garzón, le agarró del cuello y le dijo que si no lo hacía le mataría. Garzón quiso detenerle y ordenó al secretario que levantara acta pero los funcionarios se negaron a ser testigos de las amenazas por lo que tuvo que soltarle. Llegó a su casa llorando y comentó a su mujer que tenía miedo de que lo mataran. Garzón movió sus relaciones y muy rápidamente fue enviado por el Consejo General del Poder Judicial a Barcelona y posteriormente a la Audiencia Nacional donde como dice Joaquín Abad “se hizo famoso con el sumario de los GAL y operaciones contra los narcotraficantes gallegos” como ahora se refleja en la serie televisiva “Fariña”.

Escuchando en estas semanas al fiscal Miguel Florit y testigos protegidos del caso Cursach en Palma Mallorca, otro “Juan Asensio” que controla parte de la noche de esa isla y de sus bajos fondos, se llega a la conclusión de que hay realidades que no cambian o cambian muy poco.

En este caso hay acusados además del propio empresario Bartolomé Cursach, la exdirectora general de turismo Pilar Carbonell, el ex comisario de la Polícia Local Juan Mut y hasta un total de 23 imputados.

Se les acusa de delitos continuados desde los años 80/90 de cochecho, pertenencia a organización criminal, tráfico de influencias, uso de información privilegiada, omisión del deber de perseguir delitos, delitos contra la salud pública y coacciones. Prácticamente los mismos comportamientos de Juan Asensio y otros en Almería por aquellas fechas.

Al igual que comparando la lucha contra el narcotráfico gallego al ver lo que está pasando en estos últimos años en el Campo de Gibraltar donde las mafias de la droga funcionan a sus anchas y se permiten asaltar hospitales para “liberar a uno de los suyos” ante la impotencia de la policía nacional y de la guardia civil.

Joaquín Abad establece en el caso Juan Asensio una diferencia notable en cuanto a honestidad y recto comportamiento entre la Benemérita, a la que alaba, y el Cuerpo Nacional de Policía con el que nunca se sintió protegido. Las cosas como son y a cada uno según sus merecimientos.

Este libro debió ser escrito en la década de los noventa, como reconoce su autor, pero sus actividades periodísticas y empresariales no se lo permitieron.

Próximamente el libro será presentado en Almería, lugar donde ocurrieron los hechos, y con toda franqueza merece ser leído no sólo por su componente de historia pasada de nuestro país sino sobre todo como homenaje a los periodistas que lucharon desde la redacción de La Crónica de Almería por hacer de España un lugar más habitable para “los buenos” y más difícil para “los malos”.

El libro titulado "Descubriendo a Juan Asensio" está editado por Cibeles Group LLC.

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